Si un infante manifiesta agresividad, puede ocasionarle dificultad para interrelacionarse con los demás, debido a que sus compañeros le pueden tener miedo y preferirán alejarse de él. Pero entrando más a fondo ¿a qué se debe esta agresividad? Puede tratarse de conflictos familiares, si en su entorno él ve golpes insultos y gritos; o tal vez sea una víctima de maltrato físico.
Es posible que tenga un desorden en sus hábitos y esto lo altere. Lo mejor que podemos hacer para remediar la situación es pedir ayuda de un profesional y nos de las pautas a seguir para poder ayudar a calmar esa ira comprimida que tiene nuestro hijo; asimismo dándole un ambiente adecuado para su desarrollo con rutinas y alimentación apropiada.
Muchas veces los infantes tienen una mala conducta por un problema neurológico (autismo, déficit de atención, hiperactividad, entre otros); en estos casos hay que ser más flexibles porque su celebro no les permite tolerar ciertas situaciones, en tanto no podemos abandonarlos sino apoyarlos con terapias y mucha paciencia para logren superar su limitación.
Entonces, antes de solo decirles niño problema; callemos, meditemos y actuemos en bien de esos pequeños que necesitan de nosotros mucho más que uno común, porque con sus actos ellos solo nos están pidiendo a gritos que no los dejemos solos y que los ayudemos.