Acortar este trance es parte natural del crecimiento en la relación padre/hijo; la angustia que siente el pequeño por alejarse de sus progenitores es agobiante y les da una sensación de inseguridad en un lugar ajeno, desconocido y con un contexto nuevo (la profesora, sus compañeros y otros factores).
Los niños que van por primera vez al nido, pasan por un cambio enorme que muchas veces les crea un desconcierto debido a la extraña situación que están viviendo, por eso necesitan apoyo y paciencia para habituarse.
Para los bebes menores de un año es más fácil este proceso debido a que no tienen conciencia de que están siendo trasladados a otro sitio y que son dejados ahí, es así como se acostumbran a ser cuidados por esas personas que están presentes en su vida diaria.
Para los niños de un año en adelante que comienzan a descubrir el mundo que los rodea, lo más adecuado será que poco a poco valla separándose de sus padres y familiarizándose con su maestra y amigos, para ello se necesita tener mucha técnica para integrarlo al grupo (comunicación corporal, juegos, canciones, caricias, y más).
Los pequeños de dos a más ya conocen su entorno físico y aprenden a entretenerse e interactuar con los demás para facilitar esto el docente idea dinámicas.
Así que afrontemos este tiempo de adaptación con prudencia y tranquilidad. Buena suerte.