Para los niños jugar no es un mero divertimiento, sino una necesidad vital para su desarrollo como personas. Los juegos infantiles que se realizan tanto en los jardines de infancia como en casa jamás deben ser limitados, sino en todo caso potenciados ya que de ellos dependen aspectos fundamentales de nuestros pequeños.
Un niño mientras juega no sólo se divierte, sino que desarrolla también habilidades y aptitudes necesarias para su día a día. Con la mayoría de juegos los pequeños adquieren valores y aprenden cómo comportarse con otras personas, desarrollan la psicomotricidad, mejoran su coordinación y por supuesto se ejercitan físicamente.
Además, muchos juegos realizados en centros de enseñanza sirven a los educadores para descubrir en los niños las carencias que puedan tener y les ayudan a saber qué aspectos deben potenciar para que el pequeño se desarrolle completamente en todos los aspectos. Por ejemplo en un simple juego de adivinar colores, podemos saber si un niño tiene dificultades para identificarlos —si puede padecer daltonismo— o en uno de dibujar, podrá expresarse emocionalmente y de una forma indirecta manifestar algo que teme o algo que lo hace feliz.