Es importante saber que un niño es más propenso a contraer una enfermedad de contagio mediante un virus que se transmite a través de un simple estornudo. Antes de alistarse para ir a la guardería es indispensable tomar en cuenta algunas medidas preventivas capaces de evitar la propagación de la gripe.
No olvides realizar un aseo de los materiales con cloro, limpiando juguetes, manijas, hule, colchoneta, instrumentos didácticos, entre otros. También es necesario realizar un lavado de los materiales de tela, especialmente aquellos que suelen estar expuestos al sol.
Lavarse las manos con agua y jabón también es una forma de evitar cualquier infección, por lo que deberías preocuparte por iniciar un hábito en la higiene personal. La ventilación de espacios cerrados es una buena idea que acabará con los olores del bote de la basura.
En la medida que sea posible es conveniente evitar compartir cubiertos, vasos, platos y utensilios básicos de limpieza que deben formar parte del cuidado personal de cada niño. Acudir al pediatra nunca está de más, por el contrario, se trata de la asistencia y control de un especialista capaz de establecer un diagnóstico y un régimen de cuidado. Para ello, se recomienda estar atento a los síntomas y posibles indicadores de una enfermedad.